Shell confirma que su producción de crudo y de sus emisiones han llegado al punto más alto de su trayectoria, por lo que a partir de este momento solo puede ir hacia abajo poco a poco. Por ello Royal Dutch Shell se rinde ante el cambio climático con planes a largo y corto plazo para generar una energía más limpia.
Para 2025, Shell quiere ser la huella de carbono cero, para ello tendrá que multiplicar su apuesta por el negocio de biocombustibles e hidrógeno. Su plan es reducir las emisiones propias de carbono entre un 6 y 8% para 2023. Continuar aumentando esta cifra en un 20% en 2030, un 45% en 2035 y llegar al 100% en 2050. Anteriormente, cuando hablaba de este plan de energía limpia en el 2050 apenas pasaba del 50% de emisiones de carbono.
Ben van Beurden se defiende afirmando «La aceleración de nuestra estrategia para reducir las emisiones creará valor tanto para nuestros clientes, como para nuestros accionistas y la sociedad en su sentido más amplio. Debemos darles los productos y servicios que quieren y necesitan, es decir, con un bajo impacto medioambiental»
Por otro lado, los analistas no están desacuerdo con el plan que quieren llevar a cabo afirmando «decepción» por parte de Aj Bell que cree que «debería seguir apelando a los inversores que se preocupan más del dinero en vez de ser una compañía que mira por el bien del mundo«. A su vez, siendo poco optimista Hargreaves Lansdown afirma que cambiar el modelo de negocio de tantos años, no es una tarea fácil.